A pocas semanas de un nuevo aniversario del 18 de octubre de 2019, Artés nos ayudó a recordar hasta qué punto nuestro régimen democrático puede estar efectivamente amenazado.
%20(1).png&w=1200&q=75)
La polémica entrevista que ofreció Eduardo Artés en Radio Pauta una semana atrás no debe ser tomada a la ligera. Es tentador incurrir en esta actitud, pues se trata de una candidatura testimonial y algo pintoresca. Sin embargo, con su amenaza más explícita que velada ante un hipotético gobierno de derecha ("la calle no lo va a dejar gobernar y nosotros no lo vamos a dejar"), Artés refleja varios problemas del debate político del último lustro en los que conviene detenerse.
Por de pronto, mirando a una discusión relevante de este año electoral, es preciso agradecer la honestidad de Artés. Con sus desmedidas declaraciones consiguió sincerar e ilustrar a la perfección cuáles son las consecuencias de creer que sólo algunos candidatos o partidos son aptos para "garantizar la paz social". Ya nadie puede alegar ignorancia o ingenuidad en este ámbito. Cuando se niega la legitimidad al adversario político, más temprano que tarde se termina reivindicando métodos de facto en desmedro del voto de los ciudadanos.
En relación con lo mismo, y mirando hacia atrás, en las palabras de Artés resuena el triste comportamiento que una porción significativa —demasiado significativa— del actual oficialismo mostró después de la brutal quema del Metro. Tal como lo han constatado diversas publicaciones que examinan lo sucedido en esos lúgubres días —esta semana Sergio Micco lanza “Ocurrió en Octubre”—, cuando estaban bajo asedio toda clase de propiedades públicas y privadas, incluyendo recintos militares y policiales, La Moneda también estuvo literalmente a punto de caer ante la primera línea.
En ese contexto, las fuerzas políticas de izquierda acumularon un prontuario revelador. Baste tener presente que el PC pidió la renuncia del expresidente Piñera el 19 de octubre; que el entonces presidente del PS (hoy ministro del Interior) rehusó reunirse con el gobierno cuando éste convocó a la oposición para buscar puntos comunes acerca de la crisis; que el 12 de noviembre, el día más violento después del 18-0, la oposición de la época —desde la DC al PC— condicionó el diálogo con La Moneda a su subordinación a la “vía de los hechos”; que pese a la firma del Acuerdo del 15 de noviembre, inmediatamente después se interpuso una acusación constitucional contra el expresidente Piñera; que luego en 2021 se volvería a interponer otra acusación de la misma índole contra el exmandatario (y que ella no prosperó en el Senado por un puñado de votos); y que en la fallida Convención incluso se promovió una iniciativa denominada “Cárcel para Piñera”.
A pocas semanas de un nuevo aniversario del 18 de octubre de 2019, Artés nos ayudó a recordar hasta qué punto nuestro régimen democrático puede estar efectivamente amenazado.