El canciller invisible III

¿No sería deseable que nuestro ministro tuviera una voz más robusta en algunos temas delicados? Mi impresión es que, justamente por su experiencia y peso específico, el canciller debería tener un papel más activo en ciertos temas regionales que están afectando directamente nuestros intereses.

El canciller invisible III

Señor Director:


Agradezco la respuesta de Benjamín Salas a mi carta del día martes. Sin embargo, me parece que mi argumento no queda refutado. Mi crítica política (no personal) al canciller puede resumirse del modo siguiente: ¿no sería deseable que nuestro ministro tuviera una voz más robusta en algunos temas delicados? Mi impresión es que, justamente por su experiencia y peso específico, el canciller debería tener un papel más activo en ciertos temas regionales que están afectando directamente nuestros intereses. Es innegable que, como afirma Salas, algunos de ellos son de largo aliento (jamás he dicho que puedan resolverse “de un plumazo”), pero eso exige más agencia, no menos.


¿Qué le impide al canciller tener más espacio político? Pues bien, me temo que el Presidente le da escaso margen de acción, pues ha tendido a personalizar la política exterior. Así, el ministro ha quedado en una posición desmedrada que no se condice con su trayectoria. Al margen de sus innegables méritos, ese desequilibrio está afectando gravemente su gestión. En cualquier caso, al menos deberíamos ser capaces de formular la pregunta.


Un ejemplo puede servir para ilustrar el punto. En los últimos días, el ministro ha tenido que consumir buena parte de su tiempo defendiendo la (impresentable) permanencia del embajador en Madrid. ¿Por qué el canciller tiene que gastar energía defendiendo a los amigos personales del mandatario y pagar los costos asociados? ¿No merece Alberto van Klaveren un destino bastante más elevado?

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