Señor Director:

Más allá del legítimo debate sobre las implicancias de la reforma de pensiones, es un dato que ella jamás habría recibido un apoyo transversal de no ser por el liderazgo de una serie de parlamentarios de centroderecha, cuya actitud constructiva permitió terminar, aunque sea momentáneamente, con la espiral de polarización del sistema político. A pocos días de cumplirse el primer aniversario de la muerte del expresidente Piñera, es inevitable preguntarse cuál habría sido el destino del gobierno anterior y del país si, luego del 18 de octubre de 2019, la centroizquierda hubiese contado con un puñado de dirigentes políticos dispuestos —tal como ahora lo estuvo la oposición— a articular acuerdos y mirar más allá de la barra brava.

Nada de esto es trivial. Los múltiples desafíos que enfrenta Chile exigen que en un futuro período presidencial predomine la lógica que hemos visto en los últimos días, y no las pasiones antidemocráticas que exhibió el actual oficialismo contra el fallecido exmandatario. Por lo demás, la sociedad chilena ya conoció y rechazó masivamente esa apuesta mezquina y refundacional.