El objetivo de Tironi, según veo, es tramitarle ante la opinión pública un visado democrático a un Frente Amplio que no exhibe todavía ningún mérito para recibir esa concesión, luego de haber conquistado el poder abusando de dos crisis enormes.
Señor Director:
Eugenio Tironi insiste en convocar una tregua de élites sostenida en la amnesia y la ausencia de justicia respecto de los hechos ocurridos entre octubre de 2019 y septiembre de 2022. También porfía en implicar que la transición a la democracia y el esfuerzo de reconciliación liderado por el Presidente Patricio Aylwin tuvieron esas características. Es decir, que se trató de un ejercicio amnésico e injusto.
Por mi parte, me cuesta tomar en serio algo que parece más un ardid publicitario fabricado sobre una grosera falsificación histórica, antes que una propuesta de reconciliación honesta. El objetivo de Tironi, según veo, es tramitarle ante la opinión pública un visado democrático a un Frente Amplio que no exhibe todavía ningún mérito para recibir esa concesión, luego de haber conquistado el poder abusando de dos crisis enormes (política y sanitaria), privilegiando sistemáticamente el lucro político particular al bien común, y habiendo sido detenidos en su asalto final a la Constitución solo por el voto popular. Respecto de estos hechos no ha habido ni reflexión profunda ni arrepentimiento claro por parte de Boric y sus amigos, y todavía no sabemos cómo se van a comportar cuando les toque ser oposición nuevamente.
El sacramento de la reconciliación, en la tradición cristiana, es también el de la confesión, que exige un examen de conciencia: identificar y reconocer las malas obras, pedir perdón por ellas y cargar con una penitencia. Es un ejercicio sostenido en la verdad y el deseo de justicia, y uno de sus componentes fundamentales es la voluntad de no volver a obrar mal. Ninguna de sus aplicaciones políticas, ya sean más o menos secularizadas, desde el famoso cruce entre el Emperador Teodosio I y el Obispo Ambrosio de Milán el año 390, ha prescindido de estos elementos constitutivos, que Tironi pretende descartar ahora olímpicamente en nombre de las relaciones públicas.