Ahora el Presidente Boric, estando a cargo de la administración del Estado que idolatró por años, tuvo que tragarse sus palabras. Debió alabar a un Mario Kreutzberger a quien solo ayer llamaba “fascista” en Twitter y reconocer que la Teletón funciona mejor que cualquiera de las reparticiones fiscales, justamente porque se sostiene en algo distinto al principio burocrático: en el elemento voluntario y verdaderamente gratuito (que viene de “gratia”, gracia) que articula y cohesiona a la sociedad civil.
Señor Director:
Gabriel Boric, Giorgio Jackson e Izkia Siches, en representación de una buena porción del mundo frenteamplista, contribuyeron a más de una década de críticas difamatorias contra don Francisco y la Teletón. Dichas críticas tenían dos componentes fundamentales: supremacismo moral y estatismo dogmático. Su argumento era que en una sociedad perfecta el Estado reemplazaría por completo a la sociedad, haciendo innecesaria la caridad (palabra que viene de “caritas”, amor), que ellos veían como un mero reflejo de la injusticia estructural (de la cual no se sentían parte).
Ahora el Presidente Boric, estando a cargo de la administración del Estado que idolatró por años, tuvo que tragarse sus palabras. Debió alabar a un Mario Kreutzberger a quien solo ayer llamaba “fascista” en Twitter y reconocer que la Teletón funciona mejor que cualquiera de las reparticiones fiscales, justamente porque se sostiene en algo distinto al principio burocrático: en el elemento voluntario y verdaderamente gratuito (que viene de “gratia”, gracia) que articula y cohesiona a la sociedad civil.
De Jackson y Siches, en tanto, ni supimos, porque las razones que los empujaron fuera del espacio público harían ridículo que ahora se atrevieran a criticar a la Teletón.
Los dioses frenteamplistas han caído del Olimpo teórico y moral. Bienvenidos sean al mundo real.