Opinión
Unidad nacional

El trasfondo de esos acuerdos elementales era la conciencia de que nuestro país había experimentado una tragedia que exigía aprender las lecciones del caso, para nunca más volver a sufrir un proceso político similar.

En estos días, en que celebramos las Fiestas Patrias y aquello que nos une como nación, sería sano reivindicar estos puntos comunes.

Unidad nacional

Señor Director:


Es muy sintomático del deterioro de nuestro ambiente político que hoy, a 51 años del golpe de Estado, se vuelva a discutir apasionada e irreflexivamente sobre los hechos de 1973, sus antecedentes y consecuencias. Como contrapunto y prueba de que otra actitud es posible, baste recordar que con el paso del tiempo fue emergiendo un puñado de consensos transversales en el Chile posdictadura, cuya cristalización parecía consolidada a comienzos de los años 2000.

Los pilares de dichos consensos eran la condena categórica e inequívoca de las violaciones a los derechos humanos bajo el régimen de Pinochet; el rechazo —también categórico e inequívoco— de la violencia como método de acción política; y la apertura al debate sobre la historia reciente, incluyendo la tolerancia al disenso sobre las causas y responsabilidades involucradas en el quiebre de la democracia.

El trasfondo de esos acuerdos elementales era la conciencia de que nuestro país había experimentado una tragedia que exigía aprender las lecciones del caso, para nunca más volver a sufrir un proceso político similar.

En estos días, en que celebramos las Fiestas Patrias y aquello que nos une como nación, sería sano reivindicar estos puntos comunes que, pese a las dificultades de la época, lograron articular el Chile de la transición.

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