El ofensivo video de la Juventud Republicana que "celebra" el Golpe responde a un contexto más amplio, que no se agota en el afán polémico de sus autores. Por de pronto, influyen los efectos no deseados del octubrismo. Como advirtió Sol Serrano, si hoy resurge la fractura de 1973 es en gran medida porque "la violencia por un momento volvió a parecer legítima" (El Mercurio, 8 de julio de 2023). Esa deslealtad con las reglas democráticas —inédita en el Chile posdictadura— genera reacciones, más o menos patológicas según el caso.

Además, pese al tiempo transcurrido, las derechas suelen padecer dificultades para perfilar una posición robusta respecto al régimen de Pinochet. Así le ocurrió a JAK en la última campaña presidencial y también a la centroderecha en 2023, con motivo de los 50 años del Golpe. Sin ir más lejos, en su declaración oficial Chile Vamos lo calificó como "inevitable", un concepto con mucha carga y difícil de compatibilizar con la libertad humana, una de sus banderas más emblemáticas. Siguiendo a Joaquín Fermandois, no se trata de negar “la fuerza de las cosas”, pero la honestidad intelectual exige “poner en duda el carácter tan absoluto de esta suerte de predestinación histórica” (“La revolución inconclusa”, p.732). 

Pero entonces, ¿cuál debería ser el mensaje de las derechas en esta materia? Todo indica que su horizonte debería ser ofrecer una lectura propia y renovada que intente conjugar una firme condena a las violaciones de los derechos humanos, por un lado, y un amplio espacio al debate y disenso político e histórico, por otro. A estas alturas dicha condena es un auténtico patrimonio del Estado, respaldada desde el Informe Rettig (en cuya elaboración participaron Gonzalo Vial y José Luis Cea) hasta un reciente proyecto de resolución de la Cámara de Diputados. Aprobado transversalmente en marzo, ahí se reconocen y rechazan una vez más las “atrocidades masivas y sistemáticas” perpetradas en dictadura.

A continuación, y ante los anhelos de suprimir el diálogo plural —recordemos cómo terminó Patricio Fernández luego de ser fustigado por el PC el año pasado—, las derechas están llamadas a defender la tolerancia al disenso sobre las causas del quiebre de 1973. Dicho disenso legítimo fue reconocido tanto por la Mesa de Diálogo como por la valorada declaración del Senado para la conmemoración de los 50 años. Y dentro de él caben muchas opiniones e interpretaciones, incluyendo las críticas al proceso revolucionario de la UP e incluso la reivindicación de que “la institucionalidad democrática” ya estaba “quebrantada” antes del Golpe (así lo afirmó Patricio Aylwin en julio de 1973). Todo lo cual confirma la tragedia que vivió el país y la necesidad de cuidar nuestra convivencia en paz.