Radiografía de las derechas
Joaquín Castillo V.
21 de Enero del 2025
Radiografía de las derechas

Artículo escrito por Joaquín Castillo y María Josefina Poblete para la revista Punto y coma Nº 10.

Cuando ya estaba bastante avanzado el proceso de diseño de la revista que aquí presentamos, el país se enteró de la trágica e inesperada muerte del expresidente Sebastián Piñera. La noticia conmocionó a la sociedad chilena, y nuestro equipo no fue la excepción. Llevábamos varios meses trabajando en torno a las derechas, su historia, sus ideas y su proyecto político, y ciertamente el expresidente Piñera ocupaba un lugar relevante en esa reflexión. En abstracto, su deceso invitaba a un tratamiento más detenido sobre su legado, en especial siendo este un ejemplar dedicado al sector político en el cual ocupó un lugar central durante las últimas décadas. Sin embargo, dada lo intempestiva de la noticia y considerando además que sus gobiernos ya formaban parte de nuestro examen, nos pareció pertinente continuar con esta empresa sin alterar de manera sustancial su hilo conductor. Luego, más allá de algunos cambios puntuales, la revista que el lector tiene en sus manos mantiene la estructura con la que fue concebida originalmente.

Lo anterior no responde solo a la necesidad de respetar los tiempos de producción de la revista, sino también a la convicción que explica el origen de este número de Punto y coma. En efecto, el fallecimiento del expresidente y el vacío que este deja al interior de las derechas a las puertas de un nuevo ciclo político y electoral solo confirma la necesidad de una mayor reflexión sobre este lado del espectro. Perseverar en este esfuerzo bien puede ser leído como nuestro reconocimiento para quien desempeñó en dos ocasiones la primera magistratura de la nación.

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Son varios los motivos que justifican un análisis detenido sobre las derechas. Después de todo, con frecuencia surgen movimientos que tensionan las etiquetas desde las cuales solemos comprender el mapa ideológico y cultural, lo que nos obliga a volver a mirar, suspender los juicios y buscar nuevas orientaciones ante problemas y desafíos en constante evolución. Y así como en septiembre de 2022, tras el monumental triunfo del Rechazo, realizamos en esta revista una “radiografía de la nueva izquierda”, en esta ocasión quisimos observar con mayor atención a su adversario natural: la derecha. Sin embargo, el término en singular no logra describir del todo el fenómeno con que nos encontramos. Si bien siempre ha habido pluralidad ideológica (o distintas facciones políticas) en la derecha —como dice con lucidez y erudición Sofía Correa en una entrevista incluida en este número—, durante los últimos años las tensiones y debates en su interior han evidenciado con especial intensidad las distintas corrientes que luchan por ganar predominio en este escenario cambiante.

Hay, sin duda, diversos énfasis puestos sobre la mesa: nacionalistas, gremialistas, conservadores, progresistas, socialcristianos o liberales. Son muchas las derechas de acuerdo con las visiones de mundo y los programas de gobierno presentes en cada uno de estos grupos. Y si ampliamos la mirada más allá de Chile y observamos el panorama internacional, la cuestión se complejiza bastante: a los polémicos liderazgos de Trump y Bolsonaro, que desde hace una década han motivado una álgida discusión en torno a la crisis de la democracia liberal y los desafíos que imponen los populismos de derecha, se suman el auge de Giorgia Meloni en Italia y de Javier Milei en Argentina. Se trata de proyectos fuertemente respaldados en las urnas y que, más allá de la polémica que los rodea, confirman que la vitalidad electoral de la derecha no es flor de un día. De hecho, a pesar de que cierto progresismo busque reunirlas a todas bajo un mismo rótulo de ultra o extrema derecha, estas expresiones políticas no son idénticas, según muestra en estas páginas un lúcido ensayo de Rodrigo Pérez de Arce. Así, la extensión y el alcance de este tipo de fenómenos obliga a evitar cualquier atajo comprensivo. Es necesario, en cambio, tomarlos en serio y preguntarse las razones por las cuales estos liderazgos —problemáticos o al menos poco convencionales—suscitan tanto apoyo, y qué lugar ocupa en él la política adversarial que algunos de esos liderazgos encarnan.

En Chile también hay preguntas análogas arriba de la mesa. Luego de cuatro años de intenso debate constitucional, con vaivenes en las preferencias ciudadanas y un pesimismo galopante que cruza generaciones, regiones y clases sociales, pareciera que la derecha se encuentra en buen pie de cara a los próximos comicios municipales de 2024, y parlamentarios y presidenciales de 2025. Más allá del fracaso en el último plebiscito constitucional —un proceso que debe ser examinado seriamente, indagando en los diversos factores en juego—, el descalabro en materias de seguridad, los casos de corrupción y el bloqueo legislativo parecieran ser un lastre demasiado grande para el gobierno del Frente Amplio, y todo indica que esos y otros factores abrirán la puerta a sus adversarios (aunque sabemos que en política no hay triunfos seguros por anticipado). La pregunta que surge, entonces, es quién quedará en mejor pie para tomar la posta de una sociedad cada vez más difícil de gobernar, y qué proyecto se ofrecerá al país: ¿una centroderecha tradicional? ¿Una derecha de corte populista que prometa única o principalmente mano dura y cierre de fronteras? ¿Una coalición nueva? ¿Un liderazgo alternativo más o menos demagógico que, en un escenario tan volátil, puede aparecer por donde menos se lo espera? ¿Y qué papel desempeñarán Chile Vamos y el Partido Republicano en este incierto escenario? ¿Cómo articular de modo adecuado el diálogo con los adversarios y el resguardo de la propia identidad?

Por lo demás, los desafíos que enfrenta nuestro sistema político, marcado por niveles feroces de desconfianza, una desafección profunda y un estancamiento permanente, son gigantescos. Las derechas, entonces, deben tomarse muy en serio la tarea de pensar un proyecto país, planteándose un horizonte a largo plazo que convoque mayorías en el marco de una democracia que se ve tensionada desde distintos lugares. Las preguntas que cabe responder ante esa tarea titánica son múltiples y de diverso alcance, y no dará lo mismo el tipo de respuestas que sus cuadros técnicos y sus políticos formulen de cara al mediano y largo plazo: ¿qué tipo de Estado quiere fomentar la derecha para las próximas décadas? ¿Uno que dé creciente espacio al mercado, o uno que compatibilice mayores prestaciones sociales con un fomento audaz de la sociedad civil? ¿Cómo dar cabida a sus distintas tradiciones intelectuales en un contexto en que el progresismo parece entrar en conflicto con algunas de las demandas e inquietudes de los nuevos votantes que trajo consigo el voto obligatorio?

Estas y otras interrogantes son las que busca iluminar el presente número de Punto y coma, a través de artículos, reseñas y entrevistas que esperan contribuir al debate y al fortalecimiento intelectual de un sector cuyo futuro —quiéralo o no— está sujeto a su capacidad de sopesar debidamente la relevancia de esta dimensión.


Joaquín Castillo

María Josefina Poblete